Orgasmo mental
Orgasmo mental Por: Alejandra Sarria Para la mayoría de personas, el único final feliz que existe es el orgasmo y dura solamente ocho segundos, pero mientras unos necesitan invertir muchos minutos y energía en llegar al
Orgasmo mental
Por: Alejandra Sarria
Para la mayoría de personas, el único final feliz que existe es el orgasmo y dura solamente ocho segundos, pero mientras unos necesitan invertir muchos minutos y energía en llegar al éxtasis, a otros les resulta más sencillo y consiguen llegar al orgasmo, con el único trabajo de sus neuronas: pensando, recreando, fantaseando o imaginando. Algunos expertos llaman a este “don”; el Neurosexo.
El neurosexo logra que lleguemos al clímax sin estimulación genital, mediante una serie de prácticas físicas, en un intento por separar cuerpo y mente. Aunque, lo más probable es que en ese proceso de excitación mental le siga, inevitablemente, todo el cuerpo y no haya una separación completa de mente y cuerpo, ya que el orgasmo mental, genera la misma respuesta física que el orgasmo genuino: aumento de la presión sanguínea, aceleración del corazón, dilatación de las pupilas, entre otros.
La mayoría de las personas que optan por desarrollar esta técnica, un poco compleja, son a las que se les dificulta llegar al máximo de placer, bien sea por medio de la masturbación o en el acto sexual con su pareja, en la mayoría de los casos, mujeres.
La mayor parte de los casos de anorgasmia son porque no tenemos un buen autocontrol de nuestra mente y porque, aunque nuestro cuerpo puede responder a los estímulos físicos, no llega a establecerse esa necesaria conexión entre cuerpo y mente. Por lo que generalmente, esto ocurre en las personas que controlan demasiado y que les cuesta dejarse llevar por sus estímulos o deseos. Para estos casos de orgasmos mentales y éxito en la excitación es importante tener en cuenta que el papel más importante es el de la mente, por lo que se llega a la conclusión de que lo necesario es: pensamientos eróticos sí, preocupaciones no. Jugar sí, pensar no. Fantasear o recrear sí, racionalizar no. ¿Quieres un orgasmo mental? Déjate llevar.